Queridos míos:

Todos ustedes, que están vibrando en la Luz y que viven en la conciencia, han pasado por un periodo de transición; muchos han vivido cambios, pérdidas, separaciones, crisis, entre muchas otras cosas. Se podría decir que cada uno ha tenido su propio terremoto en el que viejas estructuras tuvieron que ser derrumbadas para poder tener terreno fértil para sembrar lo nuevo.

Algunos de ustedes vivieron situaciones difíciles en las que tuvieron la opción de vivir en el miedo, el drama, la soledad y la angustia; sin embargo, vimos con felicidad que muchos de ustedes, a pesar de estas situaciones, decidieron vivir en el amor, reconociéndose como hijos de Dios y confiando en cada uno de sus procesos, aun a veces sin entenderlos del todo.

Pues bien, la forma de salir de esta transición en forma de vorágine ascendente es a través de la fe. Esta nueva FE de la que les estamos hablando va mucho más allá de lo que ustedes entienden por fe.

Anteriormente, ustedes tenían fe en un Dios omnipresente y todopoderoso, sin embargo, este concepto de Dios para muchos de ustedes era lejano y, en ocasiones, ausente; a lo largo de todo este despertar han aprendido que este Dios maravilloso, omnipresente, todopoderoso, luminoso y eterno, vive y está aquí en cada partícula del universo. Han aprendido que este Dios está vivo en cada uno de sus corazones cada vez que palpitan, que respiran… Han aprendido a ver a este Dios en los ojos del otro. Esta nueva Fe es la fe en este DIOS PRESENTE y presente también en cada uno de ustedes.

Entonces, cuando te llenas de fe, es momento de lograr el profundo reconocimiento de la Divinidad en tu interior, de reconocerte como parte de esta Luz tan inmensa que es Dios, de reconocer que Él no nada más renace, sino crece y se expande a través de ti cuando tú lo decides en cada una de tus acciones. Es momento de reconocer, de creer, de saber que Dios vive en ti y tú en Él y que es esta Luz de Dios, la que te hace fuerte cada día, la que te ayuda a dar un paso más allá, la que te impulsa a lograr tus metas y tus ideales más altos, la que te ayuda a vencer los más grandes obstáculos y ¡te lleva de la mano a lograr tus sueños!

Es momento de reconocerte Rey, HIJO DE DIOS, luminoso y merecedor. De reconocer que Dios te hizo a su imagen y semejanza; único, irrepetible, perfecto para los aprendizajes y la misión que vienes a vivir en esta tierra. Siempre hermoso a sus ojos Divinos y profundamente poderoso desde el amor. De reconocer tu Naturaleza Divina y aceptar de una vez por todas que dentro de ti también reina la Divinidad.

Es momento de volar todavía más alto, de ir más lejos, de crear una realidad mucho más plena y más sublime. Es momento de confiar, DE TENER FE: en realidad, la magia está sucediendo.

Como siempre, te recordamos que nunca estás solo, volaremos contigo tan alto como tú mismo nos lo indiques, siempre protegiéndote, cuidándote, guiándote, pero sobre todo, llenando tu corazón de AMOR INCONDICIONAL.

TE AMAMOS Y TE ACOMPAÑAMOS SIEMPRE.

 

Arcángel Miguel