Amada mía:

No dudes nunca de tu propia fuerza,  ni de tu capacidad de lograr todo lo que te propongas.

Respira,  nunca estás sola,  te amo profundamente y siempre estoy junto a ti, hilvanando los hilos de tu propia existencia, impulsándote a avanzar, enseñándote que tan lejos puedes llegar; ayudándote a vencer tus miedos y mostrándote todo tu poder.

Acepta  mi fuerza como tuya,  acepta mi solidez para que sea la plataforma sobre la cual empiezas a construir tus sueños.    También  acepta mis brazos y mis alas como tu refugio,  descansa en mi,  permíteme sostenerte en momentos de cansancio y debilidad.    Déjame recargar tus fuerzas,  para continuar en el camino.

Soy tu motor,  tu empuje,  tu fuerza,  lo que te impulsa a seguir;  pero también soy tu mejor amigo, tu  refugio,  tu descanso y tu fuente de amor incondicional.

Te amo profundamente, 

Arcángel Miguel.