Y me pregunto de pronto ¿Quién es Jesús para mí? Y las respuesta que vienen a mi mente de manera inmediata son:
Jesús, hombre, que nació en un pesebre, quien tuvo una vida humilde, sencilla, quien amó, sufrió y también tuvo miedo y quien murió por mi salvación.
Jesús, hijo de Dios, que se hizo hombre para traernos la verdad y la vida. Para enseñarnos el camino y cómo lo debemos andar.
Jesús, Padre, que de la manera más amorosa nos guía, nos reprende, nos acoge, nos ama incondicionalmente, nos perdona, nos vuelve a tomar en sus brazos las veces que sean necesarias.
Jesús, amigo, que camina a mi lado, que no me deja sola, que me toma de la mano siempre que necesito de su ayuda y compañía; que cree en mi, aún en los momentos que yo no creo en mi misma.
Jesús, maestro, que me enseña a vivir en el amor, quien me hace ver que yo también soy hija de Dios, quien se hizo hombre, para ponerse a mi nivel y desde ahí mostrarme mi potencial.
Jesús, guía, que me muestra el camino, que cuando me salgo de su rebaño va por mi y pacientemente me espera a que regrese, quien a través de su ejemplo, me enseña a ser cada día mejor.
Jesús, amor incondicional, quien abre su corazón para mi siempre, sin importar mis faltas o mis errores, se desborda sobre mi haciéndome saber que soy su hija muy amada.