Desde niños nos enseñaron que lo normal era vibrar en miedo, ser demasiado precavidos, buscar siempre las situaciones negativas y cuidarnos de no caer en complicaciones.
Los ángeles nos muestran otra forma de vivir, vibrando en amor, confiando en que tenemos las herramientas para salir adelante sabiendo que Dios está de nuestro lado y que la vida nos pondrá enfrente justo lo que necesitamos para crecer y seguir evolucionando.