Hace 6 años tomé mi primera clase de yoga debido a una lesión muy fuerte en lumbares. Debo confesar que mis primeras clases fueron las más confusas, no sabía lo que hacía ni por qué, yo sólo seguía el movimiento e intentaba llegar a la postura. Poco a poco me fui dando cuenta de que, la tranquilidad que lograba en mi clase duraba hasta llegar a casa o estando en la escuela o en medio del tráfico, fui viendo paulatinamente que el yoga impacta de muchas maneras. Meses después comencé mi certificación y quedé enamorada de todo lo que significaba YOGA. No sólo es pararte en tu tapete y poder hacer posturas, no solo es “ejercicio”, va mucho más allá, son principios éticos, es un estilo de vida que conlleva mucha disciplina, son pasos estructurados para un propósito, la Iluminación (Samadhi).

Pasaron los años y tomé el Curso de Certificación como Angeloterapeuta, cambiando mi vida por completo. Cuando empecé a compaginar el Yoga y la Angeloterapia me di cuenta que son métodos de sanción similares. En el yoga sanas a través de las posturas ya que, las emociones se guardan en las articulaciones, al trabajar en ellas se “destapan” emociones que pensabas no existían, o estaban guardadas o simplemente llegan abruptamente y con más intensidad.

El Yoga nos sana desde la raíz, desde lo más profundo. La Angeloterapia es muy similar, pensamos que va a ser como si bajara un ángel y nos tocara el arpa y en lugar de eso, nos llevan de la mano a la raíz de la situación, nos enseñan desde donde viene, hasta nos llegan a dar de coscorrones. Cuando nosotros pensamos que la punta del iceberg es “toda” nuestra situación, los ángeles nos muestran lo que se encuentra debajo del agua y que es desde ahí donde se tiene que empezar a trabajar.

Tanto en el Yoga como en la Angeloterapia se trabaja desde cuerpo energético (chakras). Los chakras es una palabra en sánscrito que significa “rueda” y hay 7 principales que están a lo largo de nuestra columna vertebral. Cada chakra tiene una función y recoge toda la información de nuestras experiencias y creencias, esto puede expandir o bloquear los charkas. Te doy varios ejemplos. Una persona que tenga problemas laborales, o económicos, o simplemente no se siente conectado con la tierra, tendrá dificultades para lograr posturas de balance en piernas. Alguien que no es compasivo consigo mismo, o tiene un corazón lastimado o le cueste abrirse a los demás suele ser una persona con el pecho cerrado o le cueste mucho abrir los hombros. Alguien desconectado de Dios, que se siente separado, le costarán las inversiones, es decir las posturas que impliquen estar de cabeza.

Así en una Angeloterapia, los ángeles nos muestran cómo se encuentran nuestros chakras y las razones. En pocas palabras nuestro cuerpo físico es el reflejo de cómo se encuentra nuestro cuerpo energético

En ambas hay altas y bajas. En el yoga sucede que un día tú clase es maravillosa, sientes que tu cuerpo y tu respiración fluyen, al otro día te estás cayendo, tus brazos no rinden, tus piernas no se estiran y casi ni puedes respirar. En la Angeloterapia habrá días que sientas la presencia de los ángeles y veas las señales y habrá días en los que sientas que el mundo se te viene encima y te sientas solo. En ambos casos los ángeles nos acompañan y nunca nos abandonan. Todo es parte de la sanación, nunca estamos solos. Te invito a que pienses en alguna situación difícil por la que hayas pasado y recuerdes ese momento en que sentías que todo se derrumbaba, te aseguro que las bendiciones estaban ahí, que Dios y los ángeles estuvieron presentes de muchas maneras y a través de muchas personas.

En mi experiencia la combinación de Yoga y Angeloterapia es maravillosa, es mágica. Nos ayuda a conectar con nuestra Divinidad y con nuestro cuerpo, nos ayuda a honrarnos y respetarnos en nuestros procesos a través de la armonía, de la paz y principalmente desde el AMOR.

Llevando la razón por debajo del corazón.

Namasté

SAMARITA GONZÁLEZ

sam